Tres palabras que parecen lo mismo, pero en realidad no lo son.
En las ultimas semanas he pasado por algunas experiencias que me han llevado a meditar en llas y ver sus diferencias.
Normalmente cuando pedimos perdón en la vida cotidiana suele ser por cosas trivales, como Inter intentar pasar por la misma puerta a la vez que otra persona sin habernos dado cuenta de ella.
Usamos la disculpa cuando no oímos lo que nuestro interlocutor nos dice o en medio de una conversación para aclarar algún asunto o tema.
Estas dos palabras nacen de la educación, el respeto y las buenas formas de conducta pero no mueven el corazón.
La palabra arrepentimiento es la más profunda de las tres, es la que al pronunciar la sintiendo su significado, tiene la capacidad de resolver conflictos, acercar personas, tender puentes y reconciliarnos con Dios y los demás.
Se devalúa por el mal uso que se hace de ella es ahogada por la frase "pido perdón, por lo que haya podido hacer".
El arrepentimiento nace de la culpa, la culpa es lo que sentimos en el corazón cuando somos conscientes de que hace de que hemos hecho algo mal contra alguien y no intentamos justificar nos si no buscamos la reconciliación y el perdón el arrepentimiento en la carrera para llegar a ser efectivo debe saltar los obstáculos de la hipocresía el orgullo y el odio.
El arrepentimiento nos lleva a cambiar la dirección en la que caminábamos.
Las relaciones serán restauradas, nuestras almas serán sanadas y nuestros pecados perdonados, cuando oigamos la voz de nuestras conciencias que nos dice que hemos hecho mal y siguiendo el consejo de la palabra de Dios vengamos, no a disculparnos ni a pedir perdón, sino arrepentidos.
Hechos 3:19. Así que arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.